20 junio 2006

Ecuanimidad, un salto evolutivo.

Cuando una información nos llega de un ser humano con el que tenemos un cierto vínculo afectivo o algún tipo de empatía, le damos mucho más valor y veracidad que otra que nos llega de un individuo indiferente. Esto lo saben muy bien todos los publicistas, y lo usan constantemente.
Por lo tanto, existen personas menos vulnerables a este mecanismo: las que son simplemente asépticas, y las que son ecuánimes. La diferencia entre estas dos, es que al aséptico le cuesta en general sentir empatía por cualquier persona, y el ecuánime puede sentirla, incluso mucha, pero tiende a sentirla por igual.
El aséptico es una persona sociópata, desconfiada, que tiende a desarrollar manías persecutorias.
El ecuánime es un místico, tiende al panteismo, a ver lo sagrado en todo y a ser más bien compasivo y sensible al dolor ajeno aunque no le toque de manera directa. Tenemos frases de personajes como Jesucristo o Buda en ese sentido, y en general de todos los "místicos" de todas las religiones, doctrinas y filosofías espirituales.
Ambas personas son prototipos extremos. No creo que existan en la realidad al 100%. Todos podemos tener un porcentaje más o menos alto de uno o de otro.
Sin embargo, las dos opciones tienen algo en común, y es a lo que iba, escapan al truco del chantaje emocional, y en ese sentido son mucho más objetivos.
Esto que puede parecer así como muy etéreo, es realmente aplicable a la vida diaria. Yo creo que es una de las formas más potentes en las que se transmiten las corrientes de pensamiento, ya sean políticas, filosóficas, o del ámbito que sea.
La persona que ve un informativo en televisión, no solo recoge la información del informativo en sí, sino de los comentarios y todo el lenguaje verbal y no verbal de la persona que tiene al lado. Si esa persona goza de algún tipo de privilegio afectivo, su opinión tendrá un lugar preferente para la otra persona frente a cualquier otra.
Esto para mí, es un retraso evolutivo, y nace de entender mal (a mi juicio) las relaciones humanas. Somos demasiado brutos en lo emocional, estamos demasiado acostumbrados al todo o nada. Si me peleo con menganito porque su opinión me parece una aberración y viceversa, espero que mi pareja se ponga de parte mía, opine lo que opine. Y de hecho lo más seguro es que lo haga. Y si no lo hace, ya tenemos bronca.
Si soy de tal tendencia política y mi hijo me sale de la contraria, ya la tenemos liada. Frustración, decepción, dios mío, qué habré hecho mal!!... en fin, un incordio.
Yo propondría como paso evolutivo un paso hacia la ecuanimidad. La asepsia emocional, aparte de ser castrante (porque somos seres sociales por naturaleza), es una gran fuente de venenos mentales como la desconfianza indiscriminada y demás paranoias.
Mi conclusión sería que la empatía afectiva es un salto evolutivo de los humanos, pero que la perfeccionaríamos mucho mezclándola con ecuanimidad, como han hecho los superdotados espirituales toda la historia de la humanidad. Lo malo es que por lo general no hemos sabido entenderlos y nos hemos limitado a construir sistemas de creencias para someternos a ellos sumisamente y sin comprender nada. (como dijo Ghandi: "Me gusta Jesucristo, pero no me gustan los cristianos porque no se parecen a él") .Precisamente todo lo contrario a evolucionar. Ha sido más bien una involución.
Quizás estamos en un momento histórico en el que puede ser crucial que los seres humanos demos este salto evolutivo aprobechando que vivimos en el mundo de las avalanchas informativas.
Creo que la ecuanimidad es el siguiente paso evolutivo a la afectividad.
...mira que me gustan las citas de Ghandi...

5 Comentarios:

At 12:30 p. m., Anonymous Anónimo dijo...

Muy bueno, pero se te olvida un dato: no conocemos a todas las personas por igual, y desde luego, no conocemos los puntos de vista de unos y de otros al mismo nivel.
Puedo ser ecuánime con un desconocido (o poco conocido) ante una opinión suya, pero me será mucho más fácil serlo con alguien a quien conozco mucho más, porque tengo más datos que me hacen ver su manera de pensar de forma global.

El problema no es ser más imparcial con unos que con otros, sino no saber serlo con quienes tenemos algún afecto, que nos hace justificarlo casi de forma automática cuando no estamos de acuerdo.

 
At 1:27 a. m., Blogger senses and nonsenses dijo...

Me gusta tu tesis, pero no sé si la comparto.
¿Es posible la ecuanimidad?

 
At 2:06 a. m., Blogger Salva dijo...

No sé si es posible la ecuanimidad absoluta, los budistas dicen que si, y alguna gente más.
Yo de lo que estoy seguro es de que es posible un acercamiento. Es posible ser mañana más ecuánime que hoy, y con eso tengo tarea de sobra.
No me resulta muy práctico apuntar tan alto. Las utopías tienen su gracia, pero solo en el terreno abstracto.
En el día a día, si echo la vista un paso más allá del que me toca, ya me pierdo.

 
At 2:13 a. m., Blogger Salva dijo...

Melpo, no se me olvidó ese dato, lo obvié, que no es lo mismo, jejeje.
A la ecuanimidad a la que me refería era a la emocional.
Está claro que si un informativo te da muchos más datos que otro, lo prefieres. Pero si lo prefieres porque el traje de la presentadora es rojo y te gusta el rojo, ahí está el tema. No sé si se me entiende bien la metáfora. ¿Me se entiendeeeeeee?? :-p

 
At 8:11 p. m., Anonymous Anónimo dijo...

Te se entiende, te se entiende ;)

 

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