22 agosto 2006

Embestidas

Esta es una historia que me conmovió profundamente cuando la escuché. Es el testimonio de un hombre que vivió en primera linea de playa el famoso Tsunami de Indonesia. Ya es bastante sorprendente que este hombre siga vivo, pero su relato creo que es aún más genial. Lo contaré en primera persona, que mola más.
"Me encontraba en la playa cuando ocurrió todo. Era uno de esos días en los que tenía por primera vez la mente muy despejada después de muchos días de crisis emocional y sentía la arena bajo mis pies como si fuera mía. Uno de esos días en los que puedes cerrar los ojos y sentir todo a tu alrededor en todas direcciones, y parece que tu espíritu llena todo ese espacio. De pronto sentí algo, una sensación de urgencia, no sabía qué era exactamente, pero algo dentro de mí parecía enviarme el mensaje de que era el momento. ¿el momento de qué?... Había estado pensando en los últimos días mucho en mi vida, recapitulando viejas historias, y sintiendo que aún envenenaban mis entrañas. Tenía la sensación de estar arrastrando lastres del pasado, y estaba muy cansado de hacerlo. De repente esa sensación interior de urgencia se hizo muy presente, y tomó una entidad: ha llegado el momento de dejar todos los lastres del pasado. Ha llegado el momento de ir hacia adelante. Miré al mar y observé las olas. Embestían una y otra vez las piedras de la orilla machacándolas y convirtiéndolas poco a poco en arena, igual que me machacaban a mí mis problemas. Durante muchos años había sentido que la vida era así, que consistía en aguantar las embestidas una y otra vez con resignación. Lo que no te mata te hace más fuerte. Pero ahora me daba cuenta de que todo eso no tenía ningún sentido. Lo que no te mata rápido te acaba matando poco a poco. Había vivido toda mi vida sometido a una moral castigadora, aceptando que el aprendizaje implica sufrimiento. La letra con sangre entra. Pero en ese momento hubo un click en mi cabeza. Nada de eso tenía sentido. Tantos años y años de recocerme a fuego lento en la misma mierda para solo aprender un pequeño matiz después de cada crisis.
Tenía que haber otra forma, y entonces lo vi claro. Un chaval que se bañaba en el mar me dio la clave. Ninguna de las olas del mar le embestía, porque él se adelantaba a ellas lanzándose de cabeza y las atravesaba. Así evitaba que le rompieran encima. Claro, eso es. Estamos siempre esperando en nuestras vidas a que las olas vengan a embestirnos, pero si nos adelantamos, si nos tiramos de cabeza a ellas, no nos harán daño. Algo cambió profundamente en mí en ese momento. Los colores del cielo y el agua se hicieron más vivos, los sonidos más armónicos, fue como una experiencia mística. Lo que pasó a continuación lo recuerdo de una forma muy distinta. Un médico me dijo que eso se llama "estado de conciencia alterada por liberación de endorfinas" (como si la puta endorfina fuera lo importante...). Pero bueno, los médicos suelen hacer mucho lo que yo llamo "decir sandeces".
Lo viví todo como en tercera persona, y a día de hoy no sabría asegurar si lo viví realmente o lo soñé. Una ola gigantesca del tamaño de un rascacielos se acercaba a toda velocidad a mí, y yo, movido como por una fuerza sobrenatural, una fuerza interior recién liberada, corrí y me lancé de cabeza contra ella. Lo siguiente que recuerdo es estar en una calle inundada casi sin respiración, y agarrado a la reja de una ventana. El resto os lo podéis imaginar. Hoy sé que algo en mi vida cambió ese día, y desde entonces no soy el mismo."
¿Os ha gustado?
Bueno, lo de que escuché esta historia era una mentirijilla. Me la acabo de inventar, es que soy tan creativo...
¿Pero qué más os dá? ¿Es que no habéis leido el post anterior?
Aprender no tiene por qué ser tan duro. A veces basta con lanzarse al agua y afrontar las cosas cara a cara, sin miedo. Es ese miedo el que nos hace quedarnos justo antes de dar el salto y la ola nos atrapa.
Nos gusta demasiado el recochineo del castigo, y aquí seguimos los desterrados hijos de Eva gimiendo y llorando en este valle de lágrimas (eso es un guiño a la tradición católica, ¿lo habéis pillado?... los de colegio de pago seguro que si).
Espero que la hayáis disfrutado y os haya hecho pensar cosas interesantes, esa era mi intención. Aunque si en lugar de eso os habéis puesto cachondos con lo de las embestidas, pues oye, cada cual...
Un saludo a tod@s.
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Ficción

Tratándose de un libro como la biblia o alguno de sus fragmentos (la torá, los evangelios...), me importa bastante poco dilucidar qué partes son verdad y cuáles son ficción o fantasía. ¿Pensáis que desprecio de esta forma los textos sagrados?
En primer lugar, no creo que esos textos tengan por qué ser más sagrados que cualquier otro.
En segundo lugar, decir que algo pertenece o puede pertenecer al mundo de la ficción, no me parece ningún desprecio.
Me parece que la gente da demasiada importancia al rigor histórico. ¿En serio cambiaría tanto la cosa si Jesús de Nazaret fuera en realidad un personaje ficticio?
Bueno, está claro que cambiaría un poco el chollo de los mercaderes del templo (me estoy refiriendo a la iglesia católica y demás embaucadores, por si alguien no lo pilla) pero hablando en sentido absoluto, en importancia en sí de los textos... ¿qué importancia tiene que sea verdad o no?
Ficción. La ficción tiene demasiada mala fama. Creo que es estúpido dar menos valor a la ficción que a eso que se denomina por convenio como real.
Os guste o no, nuestras mentes están atrapadas dentro de una máquina de realidad virtual de eficacia avalada por siglos de experiencia llamada cerebro. Todo, señoras y señores, todo lo que ocurre en nuestras mentes es ficción.
A mí personalmente, no me molesta. No entiendo por qué molesta tanto a algun@s. No creáis por esto que caigo en el nihilismo. No se trata de destruirlo todo, de que nada importa. Está bien destruir los esquemas preconcebidos, pero solo para construirlos de forma más inteligente y sobre todo ecuánime (siempre me trae problemas esta palabra, no sé por qué).De lo que se trata es de saber escuchar profundamente, independientemente de que hable Jesús de Nazaret, Gandalf, o el Maestro Yoda.
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14 agosto 2006

Mediocridad

La mediocridad es algo de lo que la mayoría de la gente huye, es algo que nadie quere ser.
Sin embargo... malas noticias, igualmente nadie quiere ser pobre, y mejor no hablamos de estadísticas.
Para mí ser mediocre está muy relacionado con la parábola de los talentos.
Estamos muy acostumbrados a valorar todo, a tasarlo. Judgamos a las personas contínuamente. Hay gente que judga a los demás por lo que dice, por como visten,... otros prefieren eso de "por sus actos los conoceréis", porque creen que las palabras se las lleva el viento.
Mi forma preferida de judgar a las personas es la que está relacionada con la parábola de los talentos.
Seguro que estáis pensando que cómo yo, una persona tan aparentemente anticlerical, puedo seguir una cosa tan aparentemente católica.
Las apariencias engañan. Las enseñanzas son enseñanzas, y las iglesias son las iglesias. En Ha habido y habrá otras ocasiones para hablar de jaurías de golfas, pero no hoy.
El ser humano tiene una cantidad alucinante de potenciales, pero dentro de las posibilidades, cada individuo nace con una carga (genética, kármica, llamadla como prefiráis) y un entorno muy determinados. Llamad a todo este conjunto talentos, y ya lo tenéis.
No se puede judgar a nadie por lo que dice, ni por lo que hace, ni por lo que es.
Lo realmente importante, es la diferencia que hay entre lo que era y lo que es ahora, lo que ha sido capaz de transformar.
La persona mediocre es la que se conforma, la que no desarrolla todo su potencial.
Es mucho más fácil conformarse cuando se está por encima de la media, así que... tened cuidado, grandes intelectos, porque puede que sin daros cuenta estéis siendo mucho más mediocres que esos que andan por ahí sin destacar, que han sido capaces de transformar una gran mierda en una semimierda medianamente aceptable.
¿No es mucho más mediocre nacer bastante lúcido y quedarse ahí?... ¿Cómo lo véis?
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