25 junio 2006

Drogas

Las drogas han formado parte de la cultura humana desde que el hombre es hombre. Incluso yo diría que otros animales también las usan, aparte de los humanos. Los que hayáis, tenido plantas de marihuana y gato sabréis a qué me refiero, jeje.
A principios del siglo XX la cocaína se incluía de forma legal en muchos elixires. Si echamos la vista atrás, veremos que las drogas han ido cambiando y adaptándose a los nuevos tiempos conforme ha ido cambiando nuestra sociedad.
Si echamos la vista aún más atrás, cuando el hombre estaba en un contacto más directo con la naturaleza, o nos vamos a los pueblos indígenas que aún mantienen ese contacto, nos encontramos con un uso de las drogas muy distinto del que se da en la sociedad más "civilizada" (ojo, que las comillas están por algo).
La sociedad moderna que vivimos se caracteriza por una fuerte alienación y separación del hombre de su ámbito natural. Hemos evolucionado muy rápido hacia un estado artificial, pero nuestros cuerpos, nuestro ser, no evoluciona tan rápido. Seguimos teniendo los mismos genes que hace miles de años y quizás algo más que los genes.
Nuestros cuerpos siguen entrando en trance con la música rítmica y el baile, seguimos teniendo esa tendencia, pero ahora es más sofisticado, más urbano.
Las drogas siguen teniendo un papel importantísimo, pero de nuevo de forma más artificial. Del uso chamánico hemos pasado al uso lúdico. La diversión, la evasión.
La sociedad del ocio que nuestros padres y abuelos han creado, ha parido el hijo de las drogas de abuso como forma recreativa, y ahora hace falta una cabeza de turco, un chivo expiatorio.
Las drogas son satanizadas y culpadas de ser una pandemia. Como de costumbre, razonamientos justitos sin ir más allá.
Las drogas son malas, las drogas son malas, las cosas del suelo no se cogen, niño caca. Quizás a los 5 años no era capaz de ir más allá de ahí, pero a estas alturas necesito algo más, y si ese "algo más" no está incluido en mi educación, tendré que buscarlo en otra parte, incluyendo la experimentación.
A los gobernantes, a los propulsores de estas campañas antidroga tan políticamente correctas y justitas de razonamientos, yo les diría: necesito más. Si no me lo dáis, tengo que experimentar. Suerte que tengo una educación que me ha permitido experimentar minimizando los riesgos hasta unos límites que yo considero aceptables, pero no todos tienen esa suerte.
En parte, todos vosotros que os rasgáis las vestiduras ante las tragedias de la droga, sois los culpables. Culpables por pensar que "niño, caca!" es suficiente. Culpables de insultar y menospreciar la inteligencia e inquietud de vuestros hijos.
Sois seres castrados, hijos de una educación castrante, y ahora sois castradores, pero ya el cuento no funciona, ha llegado la rebelión. Y esa rebelión se va a llevar por delante a la mitad de nuestra generación, porque no todo el mundo tiene el privilegio de poder ser "responsable".
Deberíais aceptar que en los temas que habéis considerado tabú como las drogas o el sexo (otro día hablaré de sexo) sois unos completos ignorantes. ¿Y qué se hace cuando uno es ignorante pero tiene una responsabilidad?... se buscan asesores, se pregunta a los expertos, se deja el asunto en manos de gente que SI SABE, que los hay. Pero no, es mucho más fácil hacer políticas de ley seca, prohibitivas, de "niño eso no se toca", que al menos no son tan polémicas y no peligran los votos. La oposición no se nos echará encima porque hacemos una "política correcta".
Ante esta situación, me veo en la obligación de no reconocer la autoridad. Las drogas serán ilegales (algunas), pero para mí, los que las ilegalizan y toda su generación no tienen la autoridad moral para hacerlo. No reconozco esa autoridad, y ejerzo mi desobediencia.
Si os viérais desde fuera, veríais lo ridículos que sois a veces (me dirijo a la generación de nuestros padres). La señora diciéndole a la niña que vuelva a las diez a casa.... ¡¡¡¡Señora, su hija se ha comido ya más pollas que las que usted sabe que existen!!!!... ni que no se pudiera follar de día...
En fin, si no hemos aprendido gracias a vosotros, tendremos que aprender a pesar de vosotros. Un aprendizaje mucho más peligroso, desde luego, pero es lo que hay. El ser humano es racional, y señor@s, eso no se puede frenar.
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23 junio 2006

Voy a contar una historia que es cíclica. Como es cíclica, es como la línea 6 del metro de Madrid, no tiene un principio ni un final, así que puedo empezarla por cualquier parte.
Pongamos una sociedad tipo Sodoma y Gomorra. No en todos los sentidos, pero si en el de paradigma de la sociedad caótica y desmedidda que nos han pintado. Bueno quizás no sea el mejor ejemplo, pongamos una sociedad a la que llamaremos "la bacanal", o "el gran festín". Una sociedad libre de opresiones moralistas, que ha tendido hacia el descontrol.
De repente, es tal el caos que surge el desastre, se desestructura, se desintegra hasta tal punto que hay una reacción. La gente se da cuenta de que no pueden seguir así, y empiezan a estar más receptivos a otra forma de ver la vida. En ese caldo de cultivo surgen mesías, salvadores, filósofos, moralistas, líderes espirituales del tipo que sean, desde el más puro al más chavacano. Y ahí fragua el cambio.
A la gente le gusta tanto ese cambio que se aferran a el, a su nueva vida espiritual que les ha salvado de la perdición absoluta. Pero claro, esos mesías mueren, y queda su legado, y ahora las personas que se encargan de interpretarlo no son tales mesías, sino gente agregada de una forma artificial. Las consignas que siguen no nacieron de ellos, por eso son consignas. Nacieron de otros y ellos las siguen, pero cuando se sigue lo que hace otra persona, no se llega a la profundidad porque no está naciendo de dentro. Es una moral impuesta. Da igual que sea la mejor del mundo, pero es externa, y eso la hace pasar los filtros del entendimiento, a veces muy distorsionadores dependiendo de para quién. Y así, de padres a hijos y de hijos a nietos, este sistema moral se va transmitiendo a todas las generaciónes envileciéndose cada vez más por el tosco entendimiento del humano de a pie.
Así llega el día en que lo que fue una vez una salvación para la civilización, se ha convertido en su yugo, en su condena. Esto continúa degenerando hasta que la gente empieza a desarrollar una predisposición a cambiar de aires. En este caldo de cultivo nacen libertadores que desenmascaran a la religión como "el opio del pueblo" y declaran que "dios ha muerto". Y ahí fragua el cambio. El nuevo hombre es el superhombre, el que ha matado a dios, el que resurge de sus cenizas una vez quemado su espíritu y absorvido por la religión alienante. Renace de nuevo reclamando lo que es suyo por derecho, el derecho de crear su propia moral y su propio criterio.
Pero claro, estos mesías y libertadores mueren. A ellos les siguen generaciones de gente que cultiva el gusto por el autocultivo y el conocimiento verdadero de las cosas, y no impuesto por otros. Este gusto se va matizando durante generaciones convirtiéndose en un gusto ególatra, egocentrista y egocéntrico por el disfrute.
Y ya hace rato, supongo, que os oléis a dónde voy a llegar con todo esto, ¿no?.
Efectivamente. Todo esto degenera en la sociedad que teníamos al principio de la historia.
Todo esto que he hecho hasta ahora, ha sido más bien descriptivo. Vale, es como yo lo veo, es muy subjetivo, pero me he limitado a describir.
Ahora viene mi interpretación:
El significado de este comportamiento cíclico en la sociedad es una lección pendiente. Quizás una lección de lecciones, una macrolección. Núnca llegamos a aprenderla del todo, y eso hace que nuestros errores degeneren en una situación cíclica. Todo se repite, y todo se repetirá hasta que no aprendamos eso que tenemos que aprender.
Y ahora la pregunta del millón, si. ¿Qué es eso que tenemos que aprender?
Pues bien, yo casi siempre tiendo a pensar primero qué he hecho mal antes de entender cómo podría haberlo hecho bien.
Si esta situación se repite, es porque algo se está haciendo mal en todas sus fases. Si hubiera existido una fase sin error, no habría degenerado en otra, se habría quedado ahí. En definitiva quiero decir que lo que es perfecto no cambia. El cambio lo producen los errores.
El error que a mí se me ocurre, está implícito en el propio sistema social. No en el que tenemos ahora, sino en el propio concepto de lo que entendemos por sociedad.
La sociedad es algo que hemos creado, y que como especie nos ha dado una ventaja increíble, como a las termitas. Pero a la vez, se ha convertido en una trampa. Hemos llegado a un punto en el que el sistema se nos ha quedado obsoleto.
Nuestra estructura jerarquizada ha tenido muchos frutos, nos ha servido para hacer cosas en común, países, asociaciones, familias... pero por otro lado nos ha convertido en seres sociales por naturaleza y ahora no sabemos desarrollarnos como individuos. Cuando alguno logra desarrollarse a sí mismo como individuo, automáticamente es lanzado a la esfera de los místicos mesías, o de los libertadores matadioses, me da lo mismo. Son indivíduos seguidos por multitudes, pero a la vez individuos marginados, apartados de la sociedad. El endiosamiento es una marginación, si. Discriminación positiva lo llaman, ¿no?... para los eufemismos es que somos de lo que no hay.
En fin, a lo que iba, que hemos llegado a un tope. Pero no ahora, hace mucho tiempo. Miles de años. Desde entonces no hemos avanzado más. Hacemos aviones, ordenadores y chips para el cerebro, pero seguimos en la misma espiral que hace miles de años.
Y mi pregunta es... ¿no damos más de sí?. Bueno, evidentemente la respuesta es no, no damos más de sí. Realmente mi pregunta era... ¿qué haría falta para que diéramos más de sí?
No sé si es cuestión de un cambio genético en la especie, o de que encontremos por fin un modelo estable que rompa este bucle. No sé hasta qué punto creo en el ser humano tal como es ahora. No sé si podríamos encontrar una sociedad mejor, o si en cambio no estaríamos capacitados para vivir algo tan bueno y acabaríamos fastidiándolo como de costumbre.
Si has hecho el esfuerzo titánico de llegar hasta aquí leyendo, por que te pida que me digas lo que piensas no te voy a matar, es un pequeño esfuerzo más, tú puedes. Recuerda, soy un PsicoVoyeur, me alimento de eso.
Muchas gracias por leer.

20 junio 2006

Ecuanimidad, un salto evolutivo.

Cuando una información nos llega de un ser humano con el que tenemos un cierto vínculo afectivo o algún tipo de empatía, le damos mucho más valor y veracidad que otra que nos llega de un individuo indiferente. Esto lo saben muy bien todos los publicistas, y lo usan constantemente.
Por lo tanto, existen personas menos vulnerables a este mecanismo: las que son simplemente asépticas, y las que son ecuánimes. La diferencia entre estas dos, es que al aséptico le cuesta en general sentir empatía por cualquier persona, y el ecuánime puede sentirla, incluso mucha, pero tiende a sentirla por igual.
El aséptico es una persona sociópata, desconfiada, que tiende a desarrollar manías persecutorias.
El ecuánime es un místico, tiende al panteismo, a ver lo sagrado en todo y a ser más bien compasivo y sensible al dolor ajeno aunque no le toque de manera directa. Tenemos frases de personajes como Jesucristo o Buda en ese sentido, y en general de todos los "místicos" de todas las religiones, doctrinas y filosofías espirituales.
Ambas personas son prototipos extremos. No creo que existan en la realidad al 100%. Todos podemos tener un porcentaje más o menos alto de uno o de otro.
Sin embargo, las dos opciones tienen algo en común, y es a lo que iba, escapan al truco del chantaje emocional, y en ese sentido son mucho más objetivos.
Esto que puede parecer así como muy etéreo, es realmente aplicable a la vida diaria. Yo creo que es una de las formas más potentes en las que se transmiten las corrientes de pensamiento, ya sean políticas, filosóficas, o del ámbito que sea.
La persona que ve un informativo en televisión, no solo recoge la información del informativo en sí, sino de los comentarios y todo el lenguaje verbal y no verbal de la persona que tiene al lado. Si esa persona goza de algún tipo de privilegio afectivo, su opinión tendrá un lugar preferente para la otra persona frente a cualquier otra.
Esto para mí, es un retraso evolutivo, y nace de entender mal (a mi juicio) las relaciones humanas. Somos demasiado brutos en lo emocional, estamos demasiado acostumbrados al todo o nada. Si me peleo con menganito porque su opinión me parece una aberración y viceversa, espero que mi pareja se ponga de parte mía, opine lo que opine. Y de hecho lo más seguro es que lo haga. Y si no lo hace, ya tenemos bronca.
Si soy de tal tendencia política y mi hijo me sale de la contraria, ya la tenemos liada. Frustración, decepción, dios mío, qué habré hecho mal!!... en fin, un incordio.
Yo propondría como paso evolutivo un paso hacia la ecuanimidad. La asepsia emocional, aparte de ser castrante (porque somos seres sociales por naturaleza), es una gran fuente de venenos mentales como la desconfianza indiscriminada y demás paranoias.
Mi conclusión sería que la empatía afectiva es un salto evolutivo de los humanos, pero que la perfeccionaríamos mucho mezclándola con ecuanimidad, como han hecho los superdotados espirituales toda la historia de la humanidad. Lo malo es que por lo general no hemos sabido entenderlos y nos hemos limitado a construir sistemas de creencias para someternos a ellos sumisamente y sin comprender nada. (como dijo Ghandi: "Me gusta Jesucristo, pero no me gustan los cristianos porque no se parecen a él") .Precisamente todo lo contrario a evolucionar. Ha sido más bien una involución.
Quizás estamos en un momento histórico en el que puede ser crucial que los seres humanos demos este salto evolutivo aprobechando que vivimos en el mundo de las avalanchas informativas.
Creo que la ecuanimidad es el siguiente paso evolutivo a la afectividad.
...mira que me gustan las citas de Ghandi...

08 junio 2006

la religión

Ventajas: facilita la conexión espiritual. Puede servir para cubrir las necesidades espirituales de la gente.
Inconvenientes:
- Como conducta espiritual es la mas pobre. Se basa en estándares que nunca sintonizan del todo con las necesidades individuales de cada uno por mucho que se adapte.
- Intereses ocultos. La religión no es de libre acceso, siempre es transmitida e interpretada por una organización. El caso del catolicismo es de los más evidentes. Los que llevan el estandarte de la religión son también una sociedad con intereses económicos y políticos muy concretos. Esos intereses están vinculados a sus dogmas y su evangelización como la uña a la carne.
- Es de tipo saciante. La religión no desarrolla la espiritualidad de las personas, sino que la sacia. Se limita a suplir las carencias espirituales a base de dogmas, lo cual no elimina las carencias, sino que al contrario, hace a las personas religiosas carentes crónicos y dependientes de los dogmas. Es como un analgésico. Si das a un enfermo crónico analgésicos, no lo estás curando, solo calmando el dolor, pero también haciéndolo adicto al medicamento.
- Conservadurismo. Ninguna religión es dogmática en su orígen, solo cuando se sistematiza y se convierte en un estándar. Entonces se sustituye el aprendizaje y conocimiento de uno mismo por el aprendizaje de unos dogmas irracionales. Este sistema entra en conflicto con las formas progresistas de pensamiento, y necesita de formas de pensar conservadoras. Mientras más dogmática es una religión, más fomenta el pensamiento conservador, y menos fomenta la evolución tanto a nivel personal como colectivo (cultural incluso).
- Corrección. La religión no se basa en el concepto de evolución personal, sino de corrección. La corrección es un sistema muy distinto, y creo que aquí no hacen falta muchas explicaciones. Con mencionar las palabras culpa (por mi culpa, por mi gran culpa...), infierno, castigo, pecado, ira de dios, ... creo que ya todos sabemos de qué estoy hablando.
...
si se os ocurren más ventajas o inconvenientes,... yo estoy de exámenes y no doy para más, quizás actualice este post más adelante. Un saludo a todos.
...
P.D.: La religión puede ser el opio del pueblo, efectivamente, pero no el único. Ahora también tenemos cosas como el mundial de fútbol.