29 mayo 2006

Día-ballö

Ser un espectador silencioso es a veces muy difícil. Depende de lo que se presencie. Normalmente las personas quieren ser escuchadas, pero es mucho más difícil que quieran escuchar, más aún cuando se trata de escuchar algo negativo sobre ellas mismas.
Con el tiempo, a todo PsicoVoyeur se le va viendo el plumero. En mi caso casi siempre por bocazas. La gente empieza a sentirse observada. No todo el tiempo, pero si en las situaciones en las que quedan en evidencia sus problemas, sus "vergüenzas" personales. Entonces se produce una huida. No es algo evidente para cualquiera, pero sí para todo psicoespectador que se precie.
Esa huida está transmitiendo un mensaje muy claro: "no quiero saber".
Las personas somos así. No queremos saber de nuestros problemas, y menos aún de su orígen. Es feo, es desagradable, es incómodo, y es un rollo patatero afrontar los propios abismos, así que simplemente los ignoramos, y los relegamos a una parte oscura y oculta de nuestra psique.
Entonces ocurre lo que suele ocurrir cuando algo se mitifica. Se convierte en algo más grande, más importante. Satanizar no es sino otra forma de mitificar, solo que la versión negativa.
Creamos un icono de nuestra maldad, y eso es lo que marca la forma en que percibimos la maldad en los demás.
Este sentido de división, está implícito en los orígenes de la propia palabra "diablo", que proviene del latín diábōlus, y éste a su vez del griego διάβολος diábolos (‘calumniador’), que a su vez deriva de διαβάλλω día-ballö (‘calumniar’, ‘dividir’). Eso es lo que hacemos cuando creamos nuestros diablos interiores, nos calumniamos y dividimos a nosotros mismos.
Las personas que tienen grandes diablos dentro, siempre verán grandes diablos en los demás. Es más, serán incluso capaces de describirlos sin saber que están describiendo sus propios demonios. La forma en la que nos relacionamos con la maldad exterior es la misma que la que usamos para relacionarnos con la propia.
Si tienes dificultades para perdonarte a tí mismo, serás incapaz de perdonar a nadie.
No es tan malo el diablo en sí por lo grande que sea, sino por lo mitificado y oculto que esté.
Muchas personas tiene grandes traumas, grandes negatividades en su vida, y aprenden a canalizarlas de una forma más o menos hábil y práctica sin crear grandes pozos, y otras son capaces de convertir un pequeño problema en el mismísimo satán.
Todo esto que estoy diciendo sobre la maldad se puede aplicar en general a toda la psicología humana: lo que percibimos de fuera, es realmente lo que tenemos dentro.
El cerebro es una gran máquina de realidad virtual. No vemos imágenes en 3D, solo vemos dos imágenes en 2D, sin embargo somos capaces de "renderizar" en nuestra mente una realidad 3D totalmente virtual. El cerebro no percibe la realidad, sino que la interpreta.
N0 viene mal actualizar de vez en cuando el software de nuestro cerebro, para arreglar algún que otro bug que haya por ahí. Somos demasiado pasivos. Nos acostumbramos a nuestro sistema operativo anticuado, con sus fallos, sus errores de registro, sus virus y hasta su spyware, y nos limitamos a cerrar la ventanita de error, y a reiniciar el sistema cada vez que se cuelga. Preferimos estar así, a ponernos manos a la obra y sanear un poco el sistema.
Desgraciadamente, tratándose de la mente humana, no es tan fácil como pasarse una tarde formateando y reinstalando el sistema. Estamos condenados a arrastrar toda nuestra experiencia, y no podemos volver a un punto de retorno de la configuración del sistema.
La buena noticia es que tampoco perdemos la experiencia positiva, y si somos capaces de ponernos manos a la obra y tener una buena higiene mental, nuestro sistema se puede volver mucho más potente y eficaz de lo que núnca habríamos imaginado.
Y para terminar, una cita que siempre me ha gustado mucho y viene muy a cuento:
"Los únicos demonios de este mundo son aquellos que corren dentro de tu corazón, y allí es donde todas las batallas deben ser libradas." Mahatma Gandhi.

28 mayo 2006

Celos

Los celos pueden suponer cosas muy distintas, dependiendo para quién.
Para algunas personas suponen una demostración de amor. Incluso se jactan de se celosos.
A mí, me parecen una actitud bastante patológica, que se podría descomponer en otras como inseguridad, desconfianza (tendencia a sentirse engañado, ofendido, obsesión por que la otra persona "te la está pegando", manía persecutoria...) y demás.
Las parejas en las que se dan los celos suelen practicar un amor muy exibicionista. El más exibicionista es siempre el más celoso. Son de estas parejas que parecen estar contínuamente dejando claro que son pareja en todas las situaciones, y hacen gestos muchas veces forzados para ello.
Normalmente en las parejas es uno de los dos quien siente más celos, el ideólogo, por así decirlo, aunque muy amenudo acaba contagiando a la otra persona ("to lo malo se pega").
Cuando alguien se siente molesto o incómodo con sus exibiciones y lo manifiesta de alguna forma, aunque sea sutil, ellos suelen tildar a esa persona de envidiosa, o de estar en contra de "su amor", y tienden a culpabilizarla. La satanización de esa persona puede llegar a límites insospechados.
En el fondo, el fin es ese, ir quedándose progresivamente solos. La persona celosa es carente por naturaleza, y ha volcado en su pareja la esperanza de saciar esas carencias. Por eso es absorvente, y no ama sino que posee. Como un adicto a una droga. El adicto no disfruta de la droga, sino que en realidad la sufre porque la necesita.
La persona que sufre los celos a su vez también es sufridora, con lo que tenemos a una pareja de sufridores en toda regla.
Cuando en un grupo de amigos se da una pareja de este tipo, es un desastre, siempre alguien acaba escaldado.
Si eres celos@, hazme caso, curratelo. No permitas que todos los que te rodean, tu pareja y tú mism@ acabéis sufriendo las consecuencias devastadoras de un problema personal (aunque transferible). En serio, por donde pasan los celos no vuelve a crecer la hierba.

27 mayo 2006

Baja autoestima

Menos mal que al final he tirado por la fisioterapia. Si hubiera sido psicólogo o psiquiatra, habría sido una especie de psico-House. Un cínico impertinente.
- Verá doctor, es que tengo muy baja autoestima.
- Todo lo contrario. Tiene usted demasiada autoestima.
- Pero que va. Si es que me creo que no valgo nada, que soy una mierda.
- ¿Y qué problema es ese? Su problema es que a usted creerse una mierda le supone un problema. Si no tubiera tanta altanería, no le supondría tanto, hombre. Vaya a hablar con papá, y pidale perdón porque su hijito nunca será el hombre de provecho, vecino ejemplar y padre amantísimo que planeó. Se quitará un peso de encima.
- Pero si mi padre ya murió.
- Pues entonces me temo que lo suyo ya no tiene cura. Siga lloriqueando por las esquinas. ...puto egocéntrico...

Pedantes

Inane.
Según la RAE: adj. Vano, fútil, inútil.
Según yo: adj. que te catapultará en cualquier tertulia (formal o informal) desde el banquillo de los seres desapercibidos a lo más alto de la atalaya de los pedantes. Si tienes que volver a utilizarla, usa "fútil" para no reiterar, que también da muy buenos resultados.

Esto es bastante interesante, veréis por qué. La pedantería es un alarde. Ese alarde nace del ego. Pero también nace igualmente del ego la detección de la pedantería. El que es capaz de identificar a un pedante, es a su vez un pedante en potencia. ¿Cómo si no iba a descifrar esa intención alardeadora?
Todos proyectamos (creo que los psicólogos lo llaman así). Es algo así como que "se cree el ladrón que todos son de su condición", y este es mi refrán preferido porque es el que más veces he encontrado aplicable a la vida real.
"Este tio es un pedante", significa realmente "yo soy un pedante, y este tío me está quitando el protagonismo".
Si, lo sé, ya estáis empezando a no sentiros cómodos con lo que digo y a no estar de acuerdo. Es normal. Hasta ahora no os he aludido. Hablábamos del señor pedante 1 y del señor detector de pedantes a su vez pedante 2. Para nada aplicable a nuestro día a día, claro que no. Sin embargo, muchas veces habéis dicho y/o pensado "este tío es un pedante" y ahí si que jode que te digan lo que querías decir en realidad.
No os preocupéis, no pretendo insultar a nadie. Ahí es a donde quería llegar: todos somos unos pedantes. Funcionamos a diario según nuestro ego.
No digo que esté bien, todo lo contrario. Apesta. Pero todos somos así muchas pero que muuuchas veces al día, y eso es una realidad. Tan solo dejadme que haga una propuesta: al menos, no hagáis más el ridículo fingiendo modestia. El rollo corderito, a parte de ser muy cansino y enervar a cualquiera, no se lo cree nadie. Hacedme caso, no empeoréis las cosas, no caigáis más bajo. Sed pedantes sin culpa, con naturalidad. Es la única forma de enfrentarse a ello y posiblemente empezar a dejar de serlo tantas veces al día.
Mezclar alcohol, benzodiacepinas, antidepresivos y porros no es muy recomendable. Elige tu asquerosa droga y al menos disfrutala.
Si eliges ser pedante, deja al menos a un lado la culpabilidad, la falsa modestia y el puto rollo de víctima y mosquita muerta. Son demasiadas basuras juntas en un mismo cerebro. Sé pedante agusto, y disfrútalo. Acabarás por hartarte y entonces podremos empezar a hablar de trabajarse el ego. Pero con falsedad no hay trabajo que valga.

25 mayo 2006

PsicoVoyeurismo

Creo que es mi mejor habilidad. No trates de ocultar tus pensamientos, no te valdrá de nada. Por algo soy... EL PSICOVOYEUR